La leyenda de la Llorona
La Llorona es el
alma en pena de una mujer de origen criollo descendiente de españoles o
mestiza, pero en ambos casos de un estrato socioeconómico alto. Cuenta la
leyenda que la mujer se llamaba María y que, mientras su esposo andaba de
viaje, tuvo un amorío con un mozo de su hacienda. Pero María resultó embarazada
a causa de esta relación. Angustiada, terminó ahogando a su hijo en un río una
vez que nació. Se dice que el niño se llamaba Juan de la Cruz. Por este crimen
la mujer fue condenada a repetir hasta el fin de los tiempos su grito «¡Ay, mi
hijo!», que en ocasiones se transforma en «¡Ay! ¡Dónde está mi hijo! ¡Juan de
la Cruz!».
Según la tradición, la Llorona pasea por
las calles solitarias y frecuenta los lugares donde hay agua, como piletas,
ríos, fuentes o tanques. Sus lastimeros gritos asustan al más valiente y
paralizan al pavoroso. Muchos dicen haberla visto y escuchado. Se cuenta que,
cuando se la escucha cerca, en realidad está muy lejos, y viceversa. Se dice
que no puede ganarse a una persona es decir, quitarle la vida si esta usa la
ropa interior al revés. Se les presenta a los hombres mujeriegos como una mujer
para engañarlos. Se dice que quien le habla pierde la vida y que un hombre
acechado por la Llorona se salva únicamente si una mujer le toma la mano, pues
el espectro ataca únicamente a hombres solitarios. También se cuenta que, si
uno escucha el grito, debe tratar de moverse y no quedarse congelado por el
pavor. La persona tiene que huir antes de escuchar el tercer grito o la Llorona
se la ganará. Para evitar encontrarse con ella o ahuyentarla, la persona hará
bien en rezar al santo de su devoción o repetir las oraciones tradicionales
católicas.
Unos imaginan a la Llorona como una mujer
vestida de luto riguroso, mientras que otros la ven ataviada de blanco. También
se dice que el pelo suele taparle la cara y que esta es como la de un caballo.
Otro aspecto propio del espectro, según otras leyendas guatemaltecas, es que su
grito viene acompañado de un viento frío que hiela la sangre. También se cuenta
que si alguien ve a la Llorona a los ojos pierde la vida.
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